SITIOS ARQUEOLOGICAS
SACSAYHUAMAN
Sacsayhuamán (palabra Quechua que significa, saqsay, saciarse, y huaman, halcón es decir, «halcón saciado») es una «fortaleza ceremonial» llamada así por los primeros Españoles que arribaron a la Ciudad de Qosqo, ubicada dos kilómetros al norte de la ciudad de Cusco. Se comenzó a construir durante el gobierno de Pachacuteq, en el siglo XV; sin embargo, fue Huayna Capac quien le dio el toque final en el siglo XVI.
Desde la parte alta, se observa una singular vista panorámica de los entornos, incluyendo la ciudad del Cusco. Se aprecia la forma de PUMA de la cual se dice que sacsayhuamán era la cabeza.
UBICACIÓN:
La «fortaleza ceremonial» de Sacsayhuamán está ubicada a 2 km del Cusco, capital del antiguo Imperio Inca; se encuentra a una altura de 3.700 msnm y abarca una extensión de 3.093 hectáreas. El valle se encuentra cercado por las montañas Ausangate, Pachatusán y Cinca, y esta bañado por el río Tullumayo. Esta zona posee un paisaje de gran belleza, flora y fauna abundantes, entre la que destacan las llamas y los halcones.
Historia de Saqsayhuaman
Época Inca (1438-1534)
La construcción de Sacsayhuamán, según la información que se puede extraer de las fuentes etnohistóricas, habría sido iniciada durante el reinado del Inca Pachacúteq; luego, continuada durante el gobierno de Túpac Yupanqui y concluida con Huayna Cápac. Durante estas tres generaciones, según Inca Garcilaso de la Vega (Cronista Mestizo), fueron cuatro los ilustres constructores que dirigieron sucesivamente la obra.
Del más antiguo al más reciente, estos personajes fueron: Apu Huallpa Rimachi, Inca Maricanchi, Acahauna Inca y Callacunchuy. A esos arquitectos se debe el diseño de Sacsayhuamán, que según muchos cronistas, aparte de la función ceremonial y militar que cumplía, también representaba una cabeza que, junto con el complejo de la ciudad del Cusco, formaba la figura de un puma.
Actualidad
Diseño de Sacsayhuamán
La zona donde se encuentra este complejo arqueológico corresponde a la cabeza del animal sagrado, y una de las traducciones que tiene esta palabra es, precisamente, cabeza de puma. Pachacúteq Inca Yupanqui, el noveno Inca, rediseñó la ciudad y le dio forma de puma acostado (el puma es el guardián de las cosas terrenas), representa además poder y fortaleza.El espacio que abarcan sus construcciones es particularmente grande; lo que más llama la atención son los tres muros de piedra que sugieren la figura de la fortaleza.
Arquitectura
La construcción en sí es peculiar, ya que algunas de las piedras que se encuentran ahí son gigantes y hacen que uno se pregunte cómo es que las lograron transportar. Las piedras fueron encajadas con una precisión casi inimaginable. Resulta inexplicable, para el occidental, descifrar cómo los incas pudieron cortar las piedras con tal maestría que no entra ni siquiera la lámina de un cuchillo entre dos piedras. El complejo también consta de una especie de toboganes grandes de piedra por donde el visitante se puede deslizar.
Detalle de un muro.
La suavidad aterciopelada de la piedra resalta en estas formaciones. Hay figuras diseñadas en las piedras y rocas, entradas a túneles subterráneos o chicanas, anfiteatros, construcciones de carácter ritual, probablemente relacionadas con el culto al agua. Este sitio desempeñó un importante rol en las actividades rituales incaicas.
Se piensa que correspondió a una fortaleza militar, en donde se entrenaba a los guerreros. Hay dudas al respecto, ya que, de acuerdo a su arquitectura, podría haber tenido un fin religioso y haber sido construido como un gran templo al dios Sol. Sin embargo, durante la época de la conquista, mostró su eficacia como fortaleza para defender la ciudad. Su principal característica es la forma en que fue construida; cuenta con grandes bloques de piedra, alcanzando los más altos los 9 m. Se asevera que su construcción demoró 50 años aproximadamente, iniciándose en el período del Inca Túpac Yupanqui. Fue construida por 20.000 hombres.
Dentro de la fortaleza, había grandes almacenes de alimentos y armas, y también canales para la distribución del agua. El trono del Inca, ubicado junto a la fortaleza, consistía de una gran roca tallada y pulida en varios niveles, desde donde el soberano presidía las fiestas, celebraciones, desfiles y daba órdenes.
En la actualidad, quedan vestigios de las tres murallas escalonadas edificadas de piedra caliza de origen sedimentario y formación fosilífera.
Sacsayhuamán está dividida en diferentes sectores: Sacsayhuaman, Rodadero, Trono del Inca, Warmi K’ajchana, Baño del Inca, Anfiteatros, Chincana y Bases de Torreones, entre otros.
Los torreones
Hubieron tres torreones ubicados en la parte superior de la fortaleza: Muyucmarca, Sayacmarca y Paucarmaca. El primero tenía una forma cilíndrica con una altura equivalente a unos cuatro pisos y un diámetro de unos 22 metros. Se encontraba en el centro. El segundo tuvo forma cuadrangular. Desde allí se divisaba toda la ciudad del Cusco. El tercero, también de forma cuadrada, estaba ubicado al otro extremo del Sayacmarca.
Templo
La Fortaleza fue el escenario donde los Incas adoraban al sol en este templo para ceremonias religiosas. Se piensa que decenas de miles de personas se movilizaban en las fiestas especiales y hacían ofrendas y cierto tipo de peregrinaciones.
Inti Raymi
En Sacsayhuamán se lleva a cabo, el 24 de junio, en el solsticio de invierno, el festival anual del Inti Raymi, donde se escenifica el ritual incaico de culto al dios sol o inti. La gente lugareña se moviliza con disfraces coloridos y baila danzas típicas, repitiendo así la tradición de sus antepasados. Más de 500 personas en escena forman parte del Show.
A esta fiesta llegan visitantes de todo el mundo que reservan sus lugares con mucha anticipación.
QENQO
Qenqo es un inmenso promontorio rocoso tallado de escalones, hoyos y canaletas, seguramente hecho para depositar la chicha (bebida de maíz) que se consumía en los rituales incas.
Integra este sitio, un patio semicircular definido por un parámetro isométrico con varios nichos grandes que circundan a una piedra o wanka de poco espesor encerrada en un recinto, es una suerte de imagen dentro de su propia capilla.
UBICACIÓN (3580 msnm) A 4 y 6 kms. (5 min. al noreste del Cusco) por carretera asfaltada se hallan los sitios arqueológicos de Qenqo. Son dos los lugares: el Grande, que se encuentra al pie del camino que va desde Sacsayhuamán hasta Písac; y el Chico, que está a 350 metros al oeste del anterior, sobre la ladera. Este adoratorio se encuentra ubicado sobre lo que hoy se conoce como el cerro Socorro y abarca un área que sobrepasa los 3,500 metros cuadrados.
EL ANFITEATRO
Durante el incanato este lugar fue un templo para ceremonias públicas. Se trata de una enorme área semicircular de 55 metros de largo con 19 hornacinas incompletas distribuidas a lo largo del muro. En algunas publicaciones se afirma que las hornacinas estaban dispuestas alrededor del anfiteatro a manera de asientos para las entidades a las que se les rendía culto, pero de acuerdo a investigaciones recientes es muy probable que en realidad hayan sido las bases de un gran muro. Delante del área libre se encuentra un gran bloque de piedra de 6 metros de altura que descansa sobre un sólido pedestal rectangular. Es posible que haya sido una gigantesca escultura que debió haber tenido modelaciones zoomorfas. La falta de precisión, se debe a los rastros de la destrucción causada por los extirpadores de idolatrías (personas encargados de eliminar los íconos propios del culto local) durante la Colonia. Posee además una saliente rocosa decorada con un pasaje que conduce a una sala subterránea, un complejo de andenes, habitaciones y un sistema de canales de drenaje destinado a evacuar el agua del lugar.
La cámara subterránea
El labrado de la roca realizado aquí es toda una proeza. Pisos, techos, paredes, mesas y nichos, fueron cuidadosamente trabajados en la roca viva. Sin duda, fue un lugar de culto para ritos secretos y escondidos. Los constructores del lugar completaron su composición con habitaciones de servicio en el perímetro. Posee además andenes y canales para la evacuación del agua de lluvia.
La sala mortuoria
El misterio del culto andino es uno de los atractivos de la cultura inca. Sobre la denominada «Sala de los Sacrificios», las dudas aún no se han resuelto. Se trata de una cámara subterránea, labrada íntegramente en una gigantesca roca. En la porción baja del gran roquedal se encuentran labrados suelo, techo, paredes, mesas, alacenas y vanos. Se dice que esta cámara subterránea pudo haber sido utilizada para embalsamar orejones, pero también es posible que allí se hayan llevado a cabo sacrificios humanos y de animales.
PUCA PUCARA
El centro arqueológico de puca pucara, está situado en la cima de la carretera que conduce a Pisaq, a unos 7 km de la Ciudad Cusco, su altitud es de 3,580 metros sobre el nivel del mar.
Significado del nombre
Pucapucara significa fortaleza roja, alrededor de esta palabra se debe a que la ubicación del grupo y la existencia de algunos semi-circular de medio ambiente, sobre el color rojo se debe a que el color de la tierra. Este nombre fue usado en este siglo.
En Puca pucara hay lugares, plazas interiores, baños, acueductos y un antiguo camino que se sabe muy bien. Los edificios están hechos de piedras que tienen muchos tamaños entre medianos y pequeños, en la superficie de las rocas es muy accidentado, en comparación con otras resto arqueológico. La disposición urbana es adecuada y funcional.
La información tradicional dice que cuando el Inka decidió visitar los baños de Tambomachay, el gran séquito de soldados, bailarines y otros permanesian en un cuarto, Pucapucara que fue un lugar de venta (lugar de alojamiento y se depositan los alimentos)
Los trabajadores de la construcción construyeron tres muros que ha irregulares pisos, este establecimiento de tres niveles para el mismo lugar. El primer muro tiene un trazado sinuoso que evita cuidadosamente cortar las rocas salientes. Para el lado norte y detrás de la pared exterior, se pueden encontrar seis habitaciones de diferentes tamaños, que se construyen en una forma irregular, a fin de no tocar las rocas que crean la pared. El segundo muro rodea la elevación central. Entre éste y el primero hay plataformas que son muy amplios los que se enfrenta el sur y el este.
TAMBOMACHAY
Tambomachay en castellano o Tampumachay (quechua: tanpu mach’ay, lugar de descanso) está ubicado cerca del Cusco. Es un sitio arqueológico que fue destinado al culto al agua y para que el jefe del Imperio Inca pudiese descansar. Este lugar también es denominado Baños del Inca.
Consta de una serie de acueductos, canales y varias cascadas de agua que discurren por las rocas.
Lo sorprendente de esto es que de una cascada principal, los Incas crearon 2 cascadas secundarias, las cuales son exactamente iguales. Es decir, si uno coloca dos botellas vacías, una en cada cascada, las 2 se llenan al mismo tiempo.Aquí también hubo una especie de jardín real cuyo regadío provenía de un complicado sistema de canales especialmente hechos para tal función. Así mismo constituía una zona de control de las personas que venían del Antisuyo, porque allí existía un torreón de control.
PISAQ
Pisaq está ubicado a 33 kilómetros de la ciudad del Cusco. Su sitio arqueológico es uno de los más importantes del Valle Sagrado de los Incas. Se encuentra al este de la cordillera Vilcabamba. Como era costumbre en la arquitectura inca, las ciudades fueron construidas sobre la base de trazos figurativos de animales. Písaq, tenía la forma de una perdiz, como dice su nombre.
La arquitectura de Písaq también es mestiza construida sobre restos indígenas por el virrey Francisco de Toledo. Aquí se puede asistir a una misa en quechua en medio de indígenas y varayocs o alcaldes regionales. Igualmente, se puede comprobar cómo los agrónomos incas resolvieron el problema de sembrar en las pendientes de los cerros.Actualmente atrae a muchos turistas el sitio arqueológico, que forman parte junto con Ollantaytambo y Machu Picchu del circuito arqueológico del Cusco, que lo hace la mayor fuente de ingreso del pueblo, aparte de la agricultura de subsistencia.
Písaq no escapa a las famosas leyendas incas. La ciudad presenta una estatua que tiene una muy particular: se dice que el cacique Huayllapuma tenía una hija, llamada Inquill, a la que tenía que casar con el hombre que pudiese construir, en sólo una noche, el puente sobre el río Vilacmayo (un puente de mucha importancia para
la defensa del lugar). Pese a la dura tarea, Asto Rímac -un apuesto príncipe- decidió aceptar el reto, y pedir la mano de la princesa. Las autoridades del lugar dispusieron todo para que Asto Rímac iniciara las labores, mientras la princesa debía subir un cerro sin voltear; porque, de lo contrario, ella y su prometido se convertirían en piedra. Casi al amanecer, el príncipe había culminado con la obra, pero Inquill, no pudiendo soportar más, volteó y quedó convertida en piedra hasta el día de hoy.
OLLANTAYTAMBO
Ollantaytambo (quechua: Ullantaytampu) es un poblado y sitio arqueológico inca, situado a unos 60 kilómetros al noroeste de la ciudad de Cusco. Se ubica en el distrito de Ollantaytambo, provincia de Urubamba, región Cusco. Durante el incanato, Pachacúteq conquistó la región y construyó el pueblo y un centro ceremonial. En la época de la conquista sirvió como fuerte de Manco Inca Yupanqui, líder de la resistencia inca. Es la única ciudad del incanato en el Perú que aún es habitada. En la actualidad es una importante atracción turística debido a sus construcciones incas y por ser uno de los puntos de partida más comunes del camino inca hacia Machu Picchu.
Ollantaytambo está ubicado al margen del río Patakancha, cerca al punto donde confluye con el río Urubamba, aproximadamente a 60 km al noroeste de la ciudad del Cusco y tiene una altura de 2.792 metros sobre el nivel del mar.
Según Pedro Sarmiento de Gamboa, un cronista español del siglo XVI, el emperador inca Pachacútec conquistó y destruyó Ollantaytambo para luego incorporarlo en su imperio bajo el gobierno de los incas, el pueblo fue reconstruido con espléndidos edificios y el valle del río Urubamba fue irrigado y provisto de andenes; el pueblo sirvió de albergue para la nobleza inca mientras que los andenes eran trabajados por yanaconas, sirvientes del emperado Después de la muerte de Pachacútec la región pasó a la custodia de su panaca, familia del Inca.Durante la conquista española del Perú ,Ollantaytambo funcionó como capital temporal para Manco Inca Yupanqui, líder de la resistencia inca contra los conquistadores españoles. Bajo su mandato, el pueblo y sus alrededores fueron severamente fortificados en dirección a la antigua capital inca del Cusco, la cual había caído bajo dominio español. En el llano de Mascabamba, cerca a Ollantaytambo, Manco Inca derrotó una expedición española bloqueando su avance desde un conjunto de andenes e inundando el llano. Sin embargo, a pesar de su victoria, Manco Inca no consideró viable el permanecer en Ollantaytambo así que se retiró al espeso bosque de la zona de Vilcabamba. En 1540, la población nativa de Ollantaytambo fue asignada en encomienda a Hernando Pizarro.
Arquitectura
Se trata de uno de los complejos arquitectónicos más monumentales del antiguo Imperio Inca, comúnmente llamado «Fortaleza», debido a sus descomunales muros, fue en realidad un Tambo o ciudad-alojamiento, ubicado estratégicamente para dominar el Valle Sagrado de los Incas.
El tipo arquitectónico empleado, así como la calidad de cada piedra, trabajada individualmente, hacen de Ollantaytambo una de las obras de arte más peculiar y sorprendente que realizaron los antiguos peruanos, especialmente el Templo del Sol y sus gigantescos monolitos.
Las calles rectas, estrechas y pintorescas hoy forman quince manzanas de casas ubicadas al norte de la plaza principal de la ciudad, que constituyen en sí un verdadero legado histórico. Algunas casas de tipo colonial están construidas sobre hermosos muros incaicos pulidos con finura. Los tonos de la piedra son alegres, de un color de flor petrificada, rosa oscuro. En la plaza principal un gran bloque de perfectas aristas encaja en una doble hilera sus quince ángulos de estrella terrestre.
Origen del nombre
El historiador cuzqueño Víctor Angles explica el origen del nombre de Ollantaytambo, refiriendo que a fines del siglo XVIII se puso en escena un drama de argumento inca cuyo protagonista era el General Ollantay, y el lugar donde se desarrollaron las acciones —según la obra literaria— fue el tambo abajo de Yucay, que desde ese entonces comenzó a generalizarse como Ollantaytambo.El Inca Garcilaso de la Vega, después de elogiar la grandeza y magnificencia de las antiguas fortificaciones de Tanpu, cuenta que fueron mandadas a construir por el inca Wiraqucha, al igual que los grandes y antiguos edificios que existen en ese lugar.
CHINCHERO
Chinchero es un distrito de la provincia de Urubamba, que se encuentra a 30 Km. (19 millas) el camino es pavimentado, hacia el noroeste de Qosqo. Su altitud es de 3780 mts. (12400 pies), durante la mañana y la noche hace frío en la meseta. Fue uno de los pueblos Incas más importantes de la región dónde hoy es posible ver vestigios de su gran pasado. El significado de su nombre original está perdido; aunque, hoy la tradición lo conoce como la «la tierra del arco iris» porque aquí el K’uychi (arco iris) frecuentemente se ve en la estación lluviosa. Como es conocido el arco iris fue una deidad especial entre los Incas; tenía un templo dentro del Qorikancha del Qosqo, todavía hoy en muchas regiones las personas de los andes, manifiestan, miedo, respeto hasta incluso lo veneran. Alfonsina Barrionuevo, dice sobre las personas cuando están frente a un arco iris… «ellos dicen supersticiosamente, que no es posible mirar el arco iris sin cubrirse la boca porque pudre los dientes. Tampoco es posible apuntarlo con el dedo porque mina los huesos. Las doncellas tienen que huir de él porque si las coge en el campo, quedaran en cinta de ellos.»
Lamentablemente, como en la mayoría de los pueblos o templos cerca de Qosqo, Chinchero naufragó de los «extirpadores de ídolos». Su destrucción empezó cuando Manco Inca después de que su campaña en Qosqo decidió descargar a sus soldados para que ellos pudieran regresar a sus tierras de labrantío y cuidado de sus familias; fue hacia Ollantaytambo atravesando Chinchero y quemándolo para que los invasores que estaban persiguiéndolo no pudieran tener la comida y alojamiento. Como consecuencia en 1572, el Virrey Toledo fundó la «Doctrina de Nuestra Señora de Monserrat de Chinchero» y pidió la construcción de la Iglesia católica actual que ya estaba acabado por los primeros años del siglo XVII; posiblemente en 1607, éste es el año encontrado en las escrituras del arco principal dentro de la iglesia, que usó para su construcción calizas finamente talladas que pertenecieron a un gran palacio del Inca. El objetivo del Inca era construir palacios finos con techos de tejas y tierra traída de algunos sectores. Era en los años sesenta cuando el palacio del Inca fue descubierto por la Iglesia católica. Este palacio debe de haber sido muy importante porque en su fachada indica su categoría. En el sur más lejano de las llanuras hay dos «wakas» (urnas) tallados en piedra caliza; hoy ellos son conocidos como «Chinkana» y «Titiqaqa». Hacia el oeste hay otra urna nombrada como «Pumaqaqa» donde es posible observar las esculturas de piedra in-situ de dos pumas que se mutilaron las cabezas. En el oeste más lejano de la llanura mencionada existen aún cantidades grandes de cultivos que hoy en día son cultivados a pesar de haber perdido sus acueductos.
En el lado del sudeste de la iglesia está la Plaza Principal del pueblo. En su lado occidental hay una pared que contiene grandes nichos trapezoidales que pueden permitir a una persona estar de pie adentro muy fácilmente; estos deben de haber servido para guardar las momias de la nobleza e ídolos. Esa pared con los nichos tiene una cornisa genuina tallada de andesita. En medio de esta plaza se honra un busto de Mateo García Pumakawa Chiwant’ito que nació en la casa localizado delante del busto; ésta tiene pequeñas ventanas astutas en el segundo piso. Mateo Pumakawa era el jefe Oficial Quechua de Chinchero, y oficial asimilado pagado por el ejército español; luchó contra Tupaq Amaru II Revolucinario que ayudo a provocar su derrota en 1781. Al ser muy anciano quiso reparar lo que hizo contra su gente y su raza uniendo a los hermanos Angulo para luchar contra la corona española. Pero en 1814 fue derrotado y colgado de un arco..
Después de la derrota de Tupaq Amaru, Pumakawa hizo su victoria en las pinturas al fresco que están encima de la verja de la iglesia por el medio de la Virgen de Monserrat, a su derecha está la celebración de victoria que coincide con la procesión de la Acción de gracias y la presencia de San Pedro y San Pablo que tienen en la mano las llaves del cielo.
Hacia el lado izquierdo de la Virgen está la facción deTupaq Amaruy la batalla que representa caos. Hay imágenes terminadas, de Pumakawa que simbolizan la forma de lucha de los Pumas victoriosos; y otras imágenes que representan a Tupaq Amaru simbolizando el «amaru» (serpiente-dragón). Dentro de la iglesia hay una lona que representa a la misma Virgen de Monserrat dónde es posible ver ángeles que serán la montaña; esa obra de arte fue pintada por el artista escolar cusqueño Francisco Chiwant’ito datado en 1693. Juan Carlos Estenssoro escribió sobre esa lona: » Esta Virgen, aunque típicamente española, está relacionado con algunos otros en la imaginación andina como la Virgen de Galerías”.
Todas las mañanas del domingo hay un mercado nativo, típico muy bueno y loable en esta región de Chinchero. Aquí todavía es posible observar el trueque (intercambio) de especies, y casi siempre las personas intercambian especies tropical como frutas, coca sal con alguna otra especie regional como patatas, frijoles anchos, ollucos, etc. hay también aquí, hay un buen mercado para turistas que se destaca por las manualidades hechos con tejeduría (textiles)
al contrario de otros mercados dónde los comerciantes son extranjeros, aquí los comerciantes son personas regionales nativas.
SALINERAS DE MARAS
Hacia el noroeste del pueblo de Maras se encuentran las famosas salineras hasta donde se puede llegar a pie por el camino de herradura o en carro por la carretera de tierra que es casi intransitable en la estación de lluvias.
Las salineras de Maras conocidas por algunos como «minas de sal» están constituidas por unos 3000 pozos pequeños con un área promedio de unos 5 m², construidos en un costado de la inclinación de la montaña de «Qaqawiñay», que durante la época de sequía se llenan o «riegan» cada 3 días con agua salada que emana de un manante natural ubicado en la parte superior de los pozos para que al evaporarse el agua, la sal contenida en ésta se solidifique paulatinamente. Ese proceso continuará aproximadamente por un mes hasta obtener un volumen considerable de sal sólida, de unos 10 cms. de altura desde el piso, que posteriormente es golpeada y así granulada; la sal será después embolsada en costales plásticos y enviada a los mercados de la región; hoy esa sal está siendo yodada por lo que su consumo no es dañino. El Pueblo de Maras esta ubicada en el distrito de la provincia de Urubamba, a 3300 m.s.n.m. y sobre un llano que en época prehistórica fue una gran meseta. Desde allí se aprecia parte de la cordillera de Urubamba y las cumbres níveas del «Weqey Willka» (hoy «La Verónica», 5682 mts.) y el «Chikón» (5530 mts).
Al parecer fue un poblado preinkásico con ocupación posterior discontinua; en esta zona se encuentran gran cantidad de fragmentos cerámicos de la cultura Chanapata, así como raspadores y cuchillos de obsidiana. El pueblo fue fundado en la colonia por el español Pedro Ortiz de Orué, y su ocupación importante empiezó cuando los nobles cusqueños del Inkario fueron despojados de sus palacios en el Qosqo y tuvieron que salir a establecerse en otros pueblos pequeños como San Sebastián y Maras. Igualmente, en la guerra iniciada por Manko Inka por la recuperación de su Nación Quechua, Maras sirvió de bastión para los invasores en sus incursiones contra el pueblo de Ollantaytambo ocupado por el Inka durante 2 años. Muchas de sus casas están blasonadas con escudos nobiliarios en sus dinteles de piedra lo que indica la importancia adquirida en aquella época cuando fue lugar de paso obligado para los arrieros y sus recuas de mulas que transportaban productos tropicales y especialmente hojas de coca desde la selva alta cusqueña para satisfacer las necesidades de la ciudad del Qosqo y el país. Fue declarada «Villa de San Francisco de Asís de Maras» (Villa: ciudad o pueblo que tenía ciertos privilegios); en aquel entonces tuvo mucha más importancia que el poblado de Urubamba, mas hoy es un pueblo que languidece como consecuencia de su aislamiento y el desarrollo de la vida moderna. Posee una iglesia fabricada en adobes, típica de la arquitectura religiosa pueblerina, en cuyo atrio se halla una cruz labrada en granito; al interior de la iglesia se guardan lienzos de escuela cusqueña representando a los Apóstoles y otros, cuyo autor es el pintor Quechua don Antonio Sinchi Roqa Inka quien fue natural de Maras y pintó con mucho esmero para su iglesia; éste fue coetáneo del obispo Mollinedo y Angulo, y alcanzó celebridad a mediados del siglo XVII.
MARAS- MORAY
Grupo arqueológico único en su género en la región, hasta donde se puede arribar en vehículo por la carretera de tierra sin afirmar o por el camino de herradura que parte del pueblo. Se trata de depresiones u hoyos naturales gigantescos en la superficie del terreno que fueron utilizados para construir en sus contornos terrazas o andenes agrícolas con sus respectivos canales de irrigación; lo que llama poderosamente la atención es la diferencia de temperatura anual media entre la parte superior y el fondo de las depresiones, esa diferencia llega a tener hasta 15°C en la depresión principal de unos 30 metros de profundidad.
En esas formaciones, la naturaleza ha creado un medio ambiente, condiciones o microclimas que en la modernidad el hombre crea en invernaderos. Moray, por sus condiciones climáticas y otras características, fue un importante centro de domesticación, aclimatación e hibridación de especies vegetales salvajes que fueron modificadas o adaptadas para el consumo humano.
Es pues, un prototipo de invernadero o estación experimental biológica bastante avanzada para su tiempo que ayudó a que el hombre americano de la antigüedad heredase a la humanidad un 60% de los productos vegetales que consume, que el hombre andino consuma un millar y medio de variedades diversas de papas, un centenar y medio de maíz, y muchísimos otros productos ricos. Hay aún, sin embargo, muchos enigmas sobre el lugar, enigmas que son producto de la carencia de estudios científicos serios que despejen las dudas actuales. Las estructuras aquí encontradas son típicamente inkásicas, no obstante, algunos sugieren que se trata de estructuras anteriores, al menos en las terrazas inferiores. Uno de los enigmas es la forma de desagüe que se utilizó para las aguas que discurrían por los canales; se aduce que deben existir canales subterráneos construidos en el fondo de las depresiones que posibilitan el desagüe.
Se estima también que el fondo está sobre una formación rocosa natural muy porosa que facilita la filtración hacia el interior de la tierra; lo real es que aún hoy, en el fondo de las depresiones no se producen inundaciones en la época de lluvias. Se hace imprescindible la necesidad de llevar a cabo estudios de palinología serios, es decir, análisis diversos de las muestras de polen que se encuentran en Moray para así establecer la naturaleza, especie, calidad y otras características de los productos que aquí se cultivaban
TIPON
TIPON es un Parque Arqueológico Nacional localizado hacia el este de la Ciudad del Cusco; cubriendo un territorio aproximadamente de 2200 hectáreas se encuentra en el distrito de Oropesa, provincia de Quispicanchis. Para llegar al monumento arqueológico principal hay una distancia 5 Km. (3 millas) el camino empieza desde el kilómetro 18 (11.2milla) del camino Cusco-Puno, hacia el norte y cruzando el riachuelo del «Watanay».
Fue un lugar importante y un adoratorio mayor, donde se rendía culto al agua con el cuidado y la veneración con que los incas trataban a dicho elemento. Aunque todavía quedan misterios por desentrañar, la calma del sitio, el sonido del agua y la sensación de estar cerca de los dioses, subyugan al visitante
A medio kilómetro fuera del camino pavimentado esta el pueblo pequeño de Tipón. La morada es parte de la aldea de Quispicanchis que era la propiedad de San Lorenzo de los Valles en (1650 -1802). ésta sin duda fue el monumento más importante de los tiempo coloniales pero hoy en día está completamente abandonado. El nombre quechua original del parque se desconoce. Se pueden ver grupos diversos de cuartos reales que Según Victor Angles fueron construidos por el inca Wiraqocha como una morada y refugio para su padre Yawar Wakaq que regresó después de la guerra contra los Chankas. Este grupo de aldeas se encuentran a una altitud de 3500 mts. (11480 pies). Además hay un gran espacio de cultivo muy impresionante que contiene 12 terrazas muy fecundas que actualmente son cultivadas, cuyas paredes fueron construidas con piedras bien talladas. Más aun impresionante es el sistema de la irrigación que todavía está sirviendo a la agricultura y la ventaja es la toma de agua en la estación primaveral. Se han tallado las piedras que encauza el río finamente calculados y a veces con caídas casi verticales que todo juntos constituyen un trabajo de ingeniería hidráulica. Algunas fuentes debieron tener deberes ceremoniales. Debido a su situación y la presencia de una pared circundante Tipón debe de haber sido un sitio muy exclusivo, interdependiente con algunos otros sectores como «Intiwatana» hacia el Oeste «Pukutuyoq», «Pukara», «Hatun Wayk’o», etc. Hacia el sudoeste de este grupo, en la superficie montañesa casi vertical está el cementerio nombrado como «Pitopuqyo» que hoy tiene tumbas saqueadas. En este lugar hubo grandes cantidades de vestigios culturales. Fue un lugar importante y un adoratorio mayor, donde se rendía culto al agua con el cuidado y la veneración con que los incas trataban a dicho elemento. Aunque todavía quedan misterios por desentrañar, la calma del sitio, el sonido del agua y la sensación de estar cerca de los dioses, subyugan al visitante.
Tierra de peregrinaje
La importancia del lugar está señalada en la descripción que hace el padre Cristóbal de Molina del notable peregrinaje místico que los tarpuntaes -sacerdotes incas-, realizaban antes del solsticio de invierno para llegar cerca al lugar de salida del Sol. Se trataba de un peregrinaje de 100 kilómetros hasta Sicuani visitando adoratorios dispuestos en línea recta. Luego se recorrían otros 100 kilómetros de regreso al Cusco, siguiendo una línea que llegaba a Mantocalla, el sitio donde los astrónomos imperiales observaban en las sucancas del este las salidas del Sol, para definir la duración del año y verificar las fechas de solsticios y equinoccios.
Grupos que conforman el parque de Tipón
Este admirable recreo incaico se encuentra asentado sobre una superficie sumamente irregular. En los tiempos del incario no existieron terrenos planos ni horizontales, todo fue modificado por los empeñosos habitantes del Tahuantinsuyo para satisfacción de su veterano y deslucido monarca.
Los principales sectores que conforman Tipón son:
Recintos Reales y Jardines
Hermosas habitaciones y jardines levantados en base de megalíticos bloques de piedra constituyeron la Casa Real que Huiracocha mandó construir como morada para su padre Yahuar Huaca. Este es el grupo más bello y amplio del complejo, cuenta con hermosas fuentes y canaletas que hasta el día de hoy siguen vertiendo agua, que aflora de misteriosos y secretos canales subterráneos.
Una construcción ovoide a manera de torreón se ubica al sur de los andenes. Desde este lugar se puede apreciar toda la quebrada con una vista impresionante.
Intiwatana
Hermosas habitaciones de primera calidad con exquisitas hornacinas trapezoidales, desde donde se puede abarcar visualmente casi todo Tipón, se ubican a escasos metros de los recintos principales. Se encuentran ubicadas a mayor altura sobre una elevación montañosa que protege todo el conjunto.
Recintos Menores
Una personalidad de cierta importancia, pero que no pertenecía a la nobleza, debió habitar en estos recintos. Las habitaciones, ubicadas casi a 1 km. del Intiwatana, son de menor calidad, pero a pesar de esto muestran importancia y solemnidad. Están construidas inicialmente de piedra y concluidas de adobe.
Mirador del Cusco
En la parte norte del conjunto arqueológico se encuentra una significativa prominencia orogénica que fue, en la antigüedad, un importante sitio para observación y señales.
Se le ha denominado Cruz Moqo que significa «cumbre donde hay una cruz» y a la vez Qosqo Qhawarina que quiere decir «desde donde se divisa el Cusco». Se le ha llamado así porque desde este lugar se divisa la parte occidental de la ciudad del Cusco. Fue un lugar de abundante población durante el incanato, morada de personalidades con amplios poderes políticos y económicos.
La Muralla
Es posible que la zona de Tipón haya sido ocupada por señoríos que libraban guerras de muchos años y para asegurarse, construyeron colosales y extensos muros defensivos, que sin lugar a dudas les llevó muchos años de trabajo. Posteriormente la muralla careció de objeto pues todos los reinos regionales pasaron a formar parte del gran Imperio del Tahuantinsuyo.
Cabe resaltar la presencia de los llamados zarunas o peldaños saledizos que aparecen en los muros de los andenes, en forma de enormes clavos líticos dispuestos a manera de escaleras, que fueron construidos para evitar ocupar el espacio con las escalinatas.
PIKILLAQTA
Pikillacta constituye un parque arqueológico nacional, incluye muchos lugares arqueológicos. Cubre un área de 3421 hectáreas (8453 acres), y se localiza en la provincia de Quispicanchis, hacia el este de la ciudad del Cusco aproximadamente a 32 Km. (20 millas), actualmente se llega por el camino pavimentado que lleva a Puno y Arequipa.
Al paso se encuentran los distritos de Oropeza, Lucre y Andahuaylillas, cerca de la laguna de Wakarpay que se encuentra a una altitud de aproximadamente 3200 mts. (10500 pies). En los andes del Perú hay aproximadamente 12000 lagos pequeños como Wakarpay, casi todas ellos tienen flora y fauna muy rica; normalmente tienen muchas cañas de totora que es el ambiente para los patos salvajes de diversas especies, gansos, flamingos, etc. se pesca también la trucha y el pejerrey. «Pikillaqta» es una palabra quechua compuesta que significa «pueblo piojoso» (piki = piojo; llaqta = pueblo); Sin embargo, ése no es el nombre original de la zona o el sitio principal, su nombre anterior es desconocido; aunque, muchos cronistas se refieren a esta zona con el nombre de «Muyuna», «Muyna» o «Mohina». Parece que el sitio empezó llamándose «Pikillaqta» desde los últimos años de la época colonial o a principios de la república; su razón es desconocida. El sitio prehispánico de Pikillaqta se localiza a 3350 mts. (11000 pies) y perteneció a una ciudad de la Cultura Wari desarrollada en Ayacucho actual. La Cultura de Wari es una mezcla de elementos culturales de los Warpa, Nazca y civilizaciones de Tiawanako. Se emprendió la salida de su expansión territorial y empezó la invasión de Wari del valle de Cusco hacia el año 750 d.C. desarrollándose aproximadamente hasta el año 1200. A principios del desarrollo del periodo incaico los Waris fueron derrotados y conquistados en esta región pero su ciudad se rehusó a ser parte del Tawantinsuyo. Hoy esa ciudad contiene aproximadamente 700 edificios, 200 «kanchas» (apartamentos) y 504 «qolqas» (almacenes) y diferentes edificios. Debe de haber tenido una población de aproximadamente 10 mil personas. La ciudad tiene un plan geométrico muy armonioso y casi perfecto, dividido en bloques con las calles rectas. El Arqueólogo Mc. Ewan dice que aquí existieron varios sectores complementarios: administrativo, ceremonial, urbano, defensivo y un sistema de caminos. Sus edificios tenían 2 e incluso 3 pisos, con paredes altas hechas con barro unido a las piedras; las paredes eran anchas por la base y delgadas por la cima. Según estudios llevados a cabo por el equipo de Gordon Mc. Ewan a principios de los años noventa, estas paredes se cubrieron originalmente con barro de 9 cm. y la pintaron con yeso; igualmente, los suelos eran hecho con un tipo de yeso espeso, demostrándose así que era una ciudad blanca. Los cuartos eran estrechos, ciertamente adaptados a la longitud de la madera disponible en la región. En 1927, Justo Aparicio, arqueólogo encontró en este lugar 40 micro-esculturas turquesas que representan tipos humanos con diferentes indumentarias y de extraordinario valor documental para el estudio del traje en el antiguo Perú. Las pequeñas representaciones miden de 25 a 45 mm. de alto. Estas ahora se exhiben en el Museo Arqueológico del Cusco. Como consecuencia Luis A. Pardo encontró una escultura de piedra que representa a un puma (león montañés) en tamaño natural. Muchos estudiosos sugieren que en tiempos incaicos, Pikillaqta se usó como una ciudad para «mitimaes», (grupo de personas o tribus que se trasladaban de un lugar a otro). Hoy en día no hay agua en este lugar la laguna de Wakarpay está aproximadamente a 1 km. (0.62 milla) fuera del lugar y a un nivel bajo de aproximadamente 150 mts. (492 pies). Sin embargo, en tiempos antiguos ellos tenían abundante agua en el pueblo.Hay una tradición muy vieja que Alfonsina Barrionuevo resume diciendo que una vez una princesa bonita nombrada Qori T’ika (Flor Dorada) vivió en este sitio que no tenía agua y sus campos simplemente florecían en la estación lluviosa; cuando era ya mayor de edad quiso ayudar a su gente y decidió ofrecer su amor a quien pueda conseguir el agua para Pikillaqta.
La oferta fue respondida por tres jóvenes príncipes: Paukar que era Qolla («Qollao» o Altiplano), Tuyasta que era Canchino (provincia de Canchis) y Sunqo Rumi que era Quechua. El primero acostumbrado a las altitudes construyo un acueducto en las montañas y el agua no podía llegar a la ciudad. El segundo un hombre de la región baja construyo un acueducto que rodeaba las faldas montañescas pero aun asi no pudo cumplircon el pedido de la princesa. El Cusqueño, nacido a media altitud hizo un gran trabajo de ingeniería hidráulica y cumplio con el pedido dando agua para la ciudad, y así conquisto el amor de Qori T’ika.
Hoy, es posible ver por el medio de la montaña opuesta (al otro lado de la laguna y al lado oriental del pueblo del Lucre), dos línea paralelas horizontales que son dos de los tres acueductos construido por el cusqueño. Sólo el canal superior de esos dos cauces llegó hasta Pikillaqta, recorriendo aproximadamente 10 Km. (6.2 millas). El parque tiene algunos otros lugares interesantes como Choquepuqyo, Kañaraqay, Minaspata, Amarupata, Salitriyuq, Tamboraqay, Qaranqayniyuq, Rayallaqta, etc. Hacia el extremo oriental de la laguna, hay muchas terrazas del cultivo en las caras rocosas de las montañas; y hacia abajo están algunos edificios modernos que se usa como casa de descanso para los visitantes ocasionales. Hacia el este de Piquillacta se encuentra una gran pared que en su lado superior como adorno tiene el acueducto del agua de la ciudad precolombina también hay dos verjas nombradas como Verjas de Rumiqollqa que en su época sirvieron por ver a las personas que llegaban a Cusco. Se conoce todos los habitantes que tenían que visitar el inmenso imperio tenían que dejar ofrendas preparadas durante sus vidas. También se sabe que la ciudad del Cusco para los quechuas era algo como «La Meca». Así, cada habitante del Tawantinsuyo tenía como un sueño visitar por lo menos una vez en su vida la «ciudad del puma». Visitando esta ciudad simplemente se les daba un nivel superior a las personas, por ejemplo, si dos personas que venían de lugares muy lejanos y se encontraban viajando en camino contrario, la persona que ya había visitado Cusco era reconocido, y se le saludaba con respeto por quién no lo había visitado todavía. Hoy al este del camino pavimentado en el kilómetro 35 (milla 22) esta el Rumiqolqa (rumi = piedra, qolqa = almacén) muy famoso en el tiempos de los incas por que de alli se extraía el andesita que era usado para construir los edificios más importantes del Cusco. Hoy, la mina todavía se explota, y las subestructuras están completamente perturbadas.
RAQCHI
Raqchi Continuando la ruta hacia el este de la ciudad de Puno, en el Km. 125 está el pueblo de Raqchi que pertenece al distrito de San Pedro de Cacha, provincia de Canchis. Raqchi se encuentra en el banco correcto del río de Vilcanota, a una altitud de 3500 mts. (11500 pies). Al parecer su nombre prehispánico era «Cacha» y no «Raqchi».
Las evidencias indican que Raqchi era un pueblo complejo de construcciones múltiples, incluso las terrazas del cultivo para diversos propósitos, «kanchas» (apartamentos), «wayranas» (edificios que tienen sólo 3 paredes), «qolqas» (almacenes), diferentes urnas, las fuentes de agua religiosas, etc. Posiblemente, era un «tambo» importante en la ruta hacia el «Collasuyo». El edificio más importante dentro del complejo es el «Templo de Wiraqocha», que según los cronistas antiguos fue construido por el Inca Wiraqocha en homenaje al Dios Superior invisible de las personas andinas: «Apu Kon Titi Wiraqocha». Pedro Cieza de Léon coleccionó la tradición que dice que la urna se construyó después de la apariencia de un hombre que empezó realizando milagros en este lugar, y los habitantes del pueblo habían decidido apedrearlo a muerte; pero al ir en busca de ese hombre extraño lo encontraron arrodillado con los brazos extendidos e inmediatamente después cayó una lluvia de fuego. Así, esos hombres arrepentidos lo dejaron libre; ese hombre extraño se había ido hacia la costa y se sumergió en las aguas del océano y desapareció para siempre.
Después de esto se construyó una urna en su memoria y una escultura de un ídolo de piedra que según algunos conquistadores que lo vieron, había sido la imagen de algún apóstol cristiano que pasó por estas tierras. Involucrando a la lluvia de fuego, es posible que se refirieron alguna erupción del volcán «Kinsach’ata» actualmente extinguido que se localizó por los esos ambientes; alrededor de la zona hay una gran cantidad de lava seca (piedra volcánica). El «Templo de Wiraqocha» es una construcción grandiosa para su era. Arquitectónicamente es clasificado como «kallanka»; es decir, un edificio grande cubierto completamente con paja (madera e «ichu»); exteriormente mide 92 m. (302 pies) largo y 25.25 m. (83 pies) de ancho. Su pared central se fabricó con piedras finamente talladas la base tiene una altura aproximadamente de 3 m. de adobe (ladrillos de tierra con paja secados por el sol) las paredes tienen 1.65 m. de espesor por la base y 1.30 m. aproximadamente por la parte superior. Hoy esa pared tiene 12 m. de altura y hace un siglo, tenía 15 m. y según una reconstrucción hipotética hecha originalmente por Santiago Agurto debe de haber tenido 16.60 m. Sus paredes laterales tenían 1.20 m. de espesor y 3 m. de altura.
El techado era impresionante con casi 2500 m² y una inclinación de cuesta aproximadamente de 50°. Había columnas redondas que todavía se encuentran en las bases entre la pared central y el lateral para apoyar el tejado; esas columnas tenían 1.60 m. de diámetro y aproximadamente 9.80 m. de altura. Hay algunos otros sectores muy importantes con los restos de «wayranas» y una gran cantidad de «qolqas» con paredes de tipo «pirka» en este mismo sitio.
MACHUPICCHU
SANTUARIO HISTÓRICO DE MACHU PICCHU
UBICACION
Ciudad: Distrito de Machupicchu, Provincia de Urubamba, departamento del Cuzco, en el kilómetro 112.5 (70 millas), al noroeste de la ciudad de Cusco.
Localización de Machu Picchu
Está situada en los Andes surorientales, en el valle del río Huatanay, a 13°09’23» de latitud sur y 72°32’34 » de longitud oeste del meridiano de Greenwich.
CLIMA EN MACHUPICCHU
El tiempo es cálido y húmedo durante el día y fresco por la noche. La temperatura oscila entre los 12 y los 24 grados centígrados. La zona es por regla general lluviosa (unos 1.955 mm anuales), especialmente entre noviembre y marzo. Las lluvias, que son copiosas, se alternan rápidamente con momentos de intenso brillo solar.
Altitud de Machu Picchu
Se encuentra a una altitud de 2,450 m.s.n.m. (8,038 pies). Es de 2,490 m.s.n.m tomando como referencia a la Plaza Principal de la Ciudadela de Machu Micchu.
Superficie de Machu Picchu
El Parque Arqueológico, urbano y agrícola, de Machu Picchu, es decir, la Ciudadela propiamente dicha, tiene un área de más o menos 10 hectáreas. El Santuario Histórico de Machu Picchu de Machu Picchu se extiende sobre una superficie de 32.592 hectáreas, 80,535 acres (325.92 km²; 125.83 m²), un amplio territorio de la Provincia de Urubamba en el Departamento del Cusco.
POBLACIÓN
La población del distrito de Machu Picchu, según información del INEI, Censo Poblacional de 1,993, fue de 2,298 habitantes, diez años después y debido a la alta tasa de migración, actualmente su población sobrepasa los 5,500 habitantes, con una significativa población itinerante conformada principalmente por turistas de todo el mundo, trabajadores de turismo y comerciantes.
El 8 de enero de 1981, el Estado creó, por Decreto Supremo Nº 001-81-AA, el Santuario Histórico de Machu Picchu, con la finalidad de contribuir a la protección y conservación, tanto del conjunto arqueológico de Machu Picchu como de su magnífico entorno natural, de peculiar flora y fauna, y las bellezas paisajísticas de los bosques circundantes.
El Santuario Histórico de Machu Picchu (Cusco-Perú) se encuentra estratégicamente enclavado en la cumbre de la montaña Machu Picchu, sobre los 2,350 metros de altitud, en la vertiente oriental de la Cordillera de Vilcabamba, cordillera que limita con los ríos Apurímac y Urubamba. Más específicamente, sobre el valle del río Urubamba (también llamado Vilcanota), en la parte baja del Valle Sagrado de los Incas, zona de acceso a la selva alta.
El área del Santuario está cortada por el valle del río Urubamba, río que baja desde las cumbres nevadas de los Andes por encima de los 6,000 m.s.n.m. En esta parte baja de la cordillera, el río corre encañonado, por lo que es caudaloso, a la vez que corta el macizo andino, lo que genera una formación topográfica de gran impacto visual. Domina el paisaje del santuario el majestuoso Salkantay (6.271 m.s.n.m.), la mayor montaña nevada de la Cordillera de Vilcanota, venerada por los pobladores locales como Apu o divinidad tutelar. Machu Picchu combina la majestuosidad de un escenario natural de gran belleza con el atractivo de los restos prehispánicos más famosos del mundo.
Dentro del Santuario, y unidos a través de una sofisticada red de caminos empedrados, los Caminos Inca, existen otros antiguos poblados menores así como edificios aislados que servían para alojar a los caminantes, puestos de control y, tal vez, los más impresionantes centros productivos conformados por terrazas agrícolas (andenes) y complejos sistemas de riego.
Aunque no se sabe a ciencia cierta cuál fue su función, sin duda constituyó en su tiempo un puesto avanzado de un complejo de fortalezas incaicas, que defendían de los asaltos de los indígenas de la selva a tierras incaicas del Valle Sagrado.
OROGRAFIA
El Santuario Nacional Histórico de Machu Picchu se encuentra sobre una gran estructura orogénica de granito bautizada por Dr. Isaiah Bowman como el «Vilcapampa» de aproximadamente 400 km² (154 sqm). Su formación pertenece a la época geológica del Paleozoico o el Primero Inferior y tiene una edad aproximada de 250 millones de años. El granito blanco-gris del Vilcapampa es una piedra ígnea, aproximadamente compuesta por 60% de feldespato, 30% de cuarzo y un 10% de mica. Estos componentes has conformado la estructura granular del granito, alcanzando de 6° a 7° de dureza en la balanza de Mohs
con una resistencia de 1200 kg/cm². En esta región hay algunas otras piedras que corresponden al Paleozoico Inferior, como el esquisto, quartzite y conglomeraciones metamórficas que podrían tener una edad de 350 a 450 millones de años.
HIDROGRAFIA
Machu Picchu está asentado entre las cadenas andinas orientales y centrales, lo cual determina la presencia de numerosas fuentes hídricas, sea como ríos de superficie o subterráneos o como manantiales y aguas termales. El río Vilcanota corre a lo largo de todo el distrito de Machu Picchu, siendo el principal receptor de afluentes que se originan en los nevados de las cordilleras andinas. Los afluentes ubicados en la capital del distrito de Machu Picchu que desembocan en el río Vilcanota reciben los nombres de Aguas Calientes y Alphamayo.
FISIOGRAFIA
El distrito de Machu Picchu, por sus características geográficas debidas a su posición en la cordillera de los Andes, presenta una diversidad altitudinal con notorias disimilitudes de relieves, climas, suelos, vegetación, etc., que permiten reconocer tres zonas bien diferenciadas
Zona de Sierra Alta
Se presenta en un piso de gran altitud o de alta montaña, con numerosos y frecuentes planos de superficie con pendientes mayores a 45º. Las altitudes fluctúan entre los 4,000 y 6,600 m.s.n.m. en los nevados de Salkantay y la Verónica, con temperaturas inferiores a los 0ºC, la presencia de hielos perpetuos y precipitaciones sólidas.
Zona de Sierra Baja
Piso de vertiente andina con altitudes que varían entre los 2,500 y 3,800 m.s.n.m. caracterizándose por las precipitaciones pluviales, estacionales de noviembre a marzo, época definida como el «invierno» en Machu Picchu, y temperaturas promedio anual que fluctúan entre los 11ºC y 15ºC. En esta zona se encuentran los centros poblados de Miscabamba y Churubamba.
Zona de Selva
Selva alta ubicada entre los 2,000 y 800 m.s.n.m., con temperaturas semi-tropicales, en la que se encuentran asentados los centros poblados de Ahobamba y Collpani Grande.
COMO LLEGAR A MACHUPICCHU
El Pueblo de Machu Picchu está comunicado con la ciudad del Cusco (el «Ombligo del Mundo»), por La vía férrea Cusco – Aguas calientes,llegando a la estación de tren-Machupicchu que se encuentra a una altitud de 2,000 mts (6560 pies).con un viaje de aproximadamente tres horas, pasando por lugares paradisíacos,a una distancia de 110 kilómetros, con frecuencias diarias en distintas alternativas de clase de tren, horarios y tarifas. De la esa estación de tren nos dirijimos a la estación de autobuses, desde allí se recorren 8 km más, subiendo en bus por la ladera de la montaña hasta Centro Arqueológico más famoso de Sud-América de Machu Picchu (25 minutos).
No existe otro acceso terrestre a excepción el Camino Inca, de cuatro días.
SAANTUARIO HISTORICO DE MACHUPICCHU
Sin una sombra de duda, el Santuario Histórico de Machu Picchu (SHMP) es el atractivo turístico más importante del Perú. Se encuentra ubicado en el departamento de Cusco, en una montaña alta en la exuberante selva amazónica. Machu Picchu debe gran parte de su belleza y encanto a su magnífico entorno natural:. Bosques de montaña mezclan con especies de flora y fauna en Machupicchu , El 8 de enero de 1981, con la Ley Suprema N º 021-81-AA, el gobierno peruano estableció el Santuario Histórico de Machu Picchu para preservar sus monumentos arqueológicos y valiosos vestigios prehispánicos, así como el paisaje y la flora y fauna silvestre en el área. Con una superficie de 32.592 hectáreas, se encuentra entre una de las maravillas del mundo y en 1983 se declaró la para ser el «Patrimonio Cultural y Natural de la Humanidad» por la UNESCO. El Santuario Histórico de Machu Picchu no sólo conserva las formaciones geológicas y restos arqueológicos dentro del Santuario, sino también la flora y la fauna de Machupicchu y el paisaje espectacular de los bosques de los alrededores. El Santuario Histórico de Machu Picchu es un descubrimiento arqueológico invaluable, que simboliza el Perú y la región andina. Es el hábitat natural de la flora y fauna silvestres, y ayuda a proteger los restos arqueológicos coloca dentro.
HISTORIA DE MACHUPICCHU
La quebrada de Picchu, ubicada a medio camino entre los Andes y la floresta amazónica, fue una región colonizada por poblaciones andinas, no selváticas, provenientes de las regiones de Vilcabamba y del Valle Sagrado, en Cuzco, en busca de una expansión de sus fronteras agrarias. Las evidencias arqueológicas indican que la agricultura se practica en la región desde al menos el 760 a. C. Una explosión demográfica se da a partir del Período Horizonte Medio, desde el año 900 de nuestra era, por grupos no documentados históricamente pero que posiblemente estuvieron vinculados a la etnia Tampu del Urubamba. Se cree que estos pueblos podrían haber formado parte de la federación Ayarmaca, rivales de los primeros incas del Cuzco. En ese período se expande considerablemente el área agrícola «construida» (andenes). No obstante, el emplazamiento específico de la ciudad que nos ocupa (la cresta rocosa que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu) no presenta huellas de haber tenido edificaciones antes del siglo XV.
EPOCA INCAICA (1438-1534)
Pachacútec, según la crónica de Martín de Murúa (1615).
Hacia 1440, durante su campaña hacia Vilcabamba, la quebrada de Picchu fue conquistada por Pachacútec, primer inca del Tahuantinsuyo (1438-1470). El emplazamiento de Machu Picchu debió impresionar al monarca por sus peculiares características dentro de la geografía sagrada cusqueña. y por ello habría mandado a construir allí, hacia 1450, un complejo urbano con edificaciones de gran lujo civiles y religiosas. Una nueva versión sobre el origen de Machupicchu fundamentada por el investigador peruano Julio Valdivia Carrasco esta circulando y en la que sostiene que fue Huiracocha Inca quien ordeno la construcción de esta maravilla mundial aproximadamente en los años 1380-1400[cita requerida].
Se cree que Machu Picchu tuvo una población móvil como la mayoría de las llactas incaicas, que oscilaba entre 300 y 1.000 habitantes pertenecientes a una élite (posiblemente miembros de la panaca de Pachacutec) y acllas. Se ha demostrado que la fuerza agrícola estuvo compuesta por colonos mitimaes o mitmas (mitmaqkuna) procedentes de diferentes rincones del imperio.
Machu Picchu no era desde ningún punto de vista un complejo aislado, por lo que el mito de la «ciudad perdida» y del «refugio secreto» de los soberanos incaicos carece de asidero. Los valles que confluían en la quebrada formaban una región densamente poblada que incrementó espectacularmente su productividad agrícola a partir de la ocupación incaica, en 1440. Los incas construyeron allí muchos centros administrativos, los más importantes de los cuales fueron Patallacta y Quente Marca,y abundantes complejos agrícolas formados por terrazas de cultivo. Machu Picchu dependía de estos complejos para su alimentación, pues los campos del sector agrario de la ciudad habrían resultado insuficientes para abastecer a la población. La comunicación intrarregional era posible gracias a las redes de caminos incaicos: 8 caminos llegaban a Machu Picchu. La pequeña urbe de Picchu se llegó a diferenciar de las poblaciones vecinas por la singular calidad de sus principales edificios.
A la muerte de Pachacútec, y de acuerdo con las costumbres reales incaicas, ésta y el resto de sus propiedades personales habría pasado a la administración de su panaca, que debía destinar las rentas producidas al culto de la momia del difunto inca.Se presume que esta situación se habría mantenido durante los gobiernos de Túpac Yupanqui (1470-1493) y Huayna Cápac (1493-1529).
Machu Picchu debió perder en parte su importancia al tener que competir en prestigio con las propiedades personales de los soberanos sucesores. De hecho, la apertura de un camino más seguro y amplio entre Ollantaytambo y Vilcabamba (el del Valle de Amaybamba) hizo que la ruta de la quebrada de Picchu fuera menos empleada.
EPOCA DE TRANSICION (1534-1572)
Roca labrada bajo el templo del Sol que da ingreso al llamado Mausoleo Real. Algunos autores como Lumbreras sugieren que podría haber estado destinado a la momia de Pachacútec.
La guerra civil incaica (1531-32) y la irrupción española en el Cuzco en 1534 debieron afectar considerablemente la vida de Machu Picchu. La masa campesina de la región estaba compuesta principalmente por mitmas, colonos de diferentes naciones conquistadas por los incas llevados a la fuerza hasta ese lugar. Ellos aprovecharon la caída del sistema económico cusqueño para retornar a sus tierras de origen. La resistencia incaica contra los españoles dirigida por Manco Inca en 1536 convocó a los nobles de las regiones cercanas a integrar su corte en el exilio de Vilcabamba, y es muy probable que los principales nobles de Picchu hayan abandonado entonces la ciudad. Documentos de la época indican que la región estaba llena de «despoblados» en ese tiempo.Picchu habría seguido habitada y el registro de su existencia como lo prueba que fuera considerada una población tributaria de la encomienda española de Ollantaytambo.Eso no necesariamente significa que los españoles visitaran Machu Picchu con frecuencia; de hecho, sabemos que el tributo de Picchu era entregado a los españoles una vez por año en el pueblo de Ollantaytambo, y no «recogido» localmente. De todas maneras, está claro que los españoles sabían del lugar, aunque no hay indicios de que apreciasen su importancia pasada. Los documentos coloniales incluso mencionan el nombre de quien era curaca (acaso el último) de Machu Picchu en 1568: Juan Mácora.1 Que se llame «Juan» indica que había sido, al menos nominalmente, bautizado, y, por tanto, sometido a la influencia española.
Otro documento indica que el inca Titu Cusi Yupanqui, que reinaba entonces en Vilcabamba, pidió que frailes agustinos acudieran a evangelizar «Piocho» hacia 1570. No se conoce ningún lugar de la zona que se oiga parecido a «Piocho» que no sea «Piccho» o «Picchu», lo que hace suponer a Lumbreras que los famosos «extirpadores de idolatrías» podrían haber llegado al sitio y haber tenido que ver con la destrucción e incendio del Torreón del Templo del Sol.
El soldado español Baltasar de Ocampo escribió a fines del siglo XVI sobre un poblado «en lo alto de una montaña» de edificios «suntuosísimos» y que albergaba un gran acllahuasi (Casa de las escogidas) en los últimos años de la resistencia incaica. La descripción breve que hace de sus ambientes nos remite a Picchu. Lo más interesante es que Ocampo dice que se llama «Pitcos». El único lugar de nombre parecido es «Vitcos», un sitio incaico en Vilcabamba completamente diferente al descrito por Ocampo. El otro candidato es, naturalmente, Picchu. No se sabe hasta hoy si se trata del mismo lugar o no. Ocampo indica que en este lugar se habría criado Túpac Amaru I, sucesor de Titu Cusi y último inca de Vilcabamba.
LA COLONIA Y LA REPUBLICA (s.XVII-s.XIX)
Tras la caída del reino de Vilcabamba en 1572 y la consolidación del poder español en los Andes Centrales, Machu Picchu se mantuvo dentro de la jurisdicción de diferentes haciendas coloniales que cambiaron varias veces de manos hasta tiempos republicanos (desde 1821). No obstante, ya se había vuelto un lugar remoto, alejado de los nuevos caminos y ejes económicos del Perú. La región fue prácticamente ignorada por el régimen colonial (que no mandó edificar templos cristianos ni administró poblado alguno en la zona), aunque no por el hombre andino.
En efecto, el sector agrícola de Machu Picchu no parece haber estado completamente deshabitado ni desconocido: documentos de 1657 y de 1782 aluden a Machu Picchu, en tanto tierras de interés agrícola. Sus principales construcciones, sin embargo, las de su área urbana, no parecen haber sido ocupadas y fueron ganadas pronto por la vegetación del bosque nuboso.
MACHUPICCHU EN EL SIGLO XIX
En 1865, en el curso de sus viajes de exploración por el Perú, el naturalista italiano Antonio Raimondi pasa al pie de las ruinas sin saberlo y alude a lo escasamente poblada que era entonces la región. Sin embargo todo indica que es por esos años cuando la zona empieza a recibir visitas por intereses distintos a los meramente científicos.
En efecto una investigación actualmente en curso divulgada recientemente revela información sobre un empresario alemán llamado Augusto Berns quien en 1867 no sólo habría «descubierto» las ruinas sino que habría fundado una empresa «minera» para explotar los presuntos «tesoros» que albergaban (la «Compañía Anónima Explotadora de las Huacas del Inca»). De acuerdo a esta fuente, entre 1867 y 1870 y con la venia del gobierno de José Balta, la compañía habría operado en la zona y luego vendido «todo lo que encontró» a coleccionistas europeos y norteamericanos.
Conectados o no con esta presunta empresa (cuya existencia espera ser confirmada por otras fuentes y autores) lo cierto es que es en esos momentos cuando los mapas de prospecciones mineras empiezan a mencionar Machu Picchu. Así, en 1870, el norteamericano Harry Singer coloca por primera vez en un mapa la ubicación del Cerro Machu Picchu y se refiere al Huayna Picchu como «Punta Huaca del Inca». El nombre revela una inédita relación entre los incas y la montaña e incluso sugiere un carácter religioso (una huaca en los Andes Antiguos era un lugar sagrado). Un segundo mapa de 1874, elaborado por el alemán Herman Gohring, menciona y ubica en su sitio exacto ambas montañas. Por fin en 1880 el explorador francés Charles Wiener confirma la existencia de restos arqueológicos en el lugar (afirma «se me habló de otras ciudades, de Huayna Picchu y de Machu Picchu»), aunque no puede llegar al emplazamiento. En cualquier caso está claro que la existencia de la presunta «ciudad perdida» no se había olvidado, como se creía hasta hace algunos años
DESCUBRIMIENTO DE MACHUPICCHU
Guiado por un campesino de la zona, el Estadounidense Hiram Bingham -a la cabeza de un grupo de científicos de la Universidad de Yale- descubrió hace un siglo la antigua ciudadela inca de Machu Picchu, sin duda, el hallazgo arqueológico más importante de la América precolombina.
Machu Picchu es una verdadera joya arquitectónica. La belleza y misterio de sus palacios de piedra son realzados por el grandioso paisaje del entorno, casi virgen, de abrupta topografía que la exuberante flora selvática tiñe de verde.
Las construcciones han sido levantadas armónicamente sobre la superficie angosta y desnivelada de una lomada bordeada por los precipicios del imponente cañón del Urubamba, en el que ruge y serpentea el río 400 m más abajo.
Machu Picchu está ubicado sobre los 2,400 msnm, en lo alto de una meseta situada entre dos picos de diferente envergadura, siendo el más pequeño -Huayna Picchu- el que caracteriza topográficamente al sitio. El nombre original de las ruinas pasó al olvido con los siglos. Machu Picchu es sólo una denominación topográfica, cuyo significado equivale a ‘cima vieja’, así como Huayna Picchu significa ‘cima joven’; en el presente caso, la traducción debe relacionarse al concepto de volumen, significando así ‘cima mayor’ y ‘cima menor’, respectivamente.
Desde su descubrimiento en 1911, Machu Picchu es un auténtico e insoluble enigma arqueológico. Su historia y función siguen intrigando a los estudiosos y tal vez nunca puedan ser aclaradas del todo.
El norteamericano Hiram Bingham quien, al frente de una expedición de la Universidad de Yale, descubrió Machu Picchu el 24 de julio de 1911 . Sin embargo, en aquella época, la meta de Bingham era otra: ubicar la legendaria capital de los descendientes de los incas, Vilcabamba, tenida como baluarte de la resistencia contra los invasores españoles, entre 1536 y 1572. Al penetrar Bingham por el cañón del Urubamba, en el desolado sitio de Mandorbamba, el campesino Melchor Arteaga le relató que en lo alto del cerro Machu Picchu existían abundantes ruinas. Alcanzarlas significaba ascender por una empinada ladera cubierta de tupida vegetación. Aunque escéptico -conocedor de los muchos mitos que corren acerca de las ciudades perdidas-, Bingham insistió en ser guiado al lugar. Llegando a la cima, uno de los niños de las dos familias de pastores que residían en el lugar lo condujo donde, efectivamente, asomaban imponentes construcciones arqueológicas cubiertas por el manto verde de la exhuberante vegetación tropical y en evidente estado de abandono desde hacia siglos. Mientras inspeccionaba las ruinas, Bingham, asombrado, anotaba en su diario
Aunque es cierto que el ilustrado viajero Charles Wiener tuviera ya en 1875 noticias de las ruinas situadas en Machu Picchu -y que fuera infructuosamente en su búsqueda-, y aunque también es cierto que en el Cusco corrían rumores sobre una «ciudad perdida» situada sobre el cerro del mismo nombre, que terminó siendo hallada por campesinos comarcanos (Agustín Lizárraga y otros) a principios de siglo, es un hecho indiscutible que Bingham fue el primero en visitar Machu Picchu premunido de interés científico.
Después de su trascendental hallazgo, Bingham volvió al lugar en 1912 y, en los años subsiguientes (1914 y 1915), expedicionarios levantaron mapas y exploraron detalladamente el sitio y los alrededores.
Sus excavaciones, no muy ortodoxas, en diversos lugares de Machu Picchu, le permitieron reunir 555 vasijas, cerca de 220 objetos de bronce, cobre y plata, además de objetos de piedra y otros . El grupo de ceramios muestra expresiones primorosas del arte inca; lo mismo debe decirse de los objetos de metal hallados: brazaletes, orejeras, prendedores decorados y aretes, además de cuchillos y hachas. Aunque no se encontraron objetos de oro, el material identificado por Bingham era suficiente para inferir que Machu Picchu se remonta a los tiempos del esplendor inca, algo que ya evidenciaba su estilo arquitectónico.
De las 135 osamentas halladas, 109 resultaron ser de mujeres y sólo 22 de varones (4 fueron de niños). Esta constatación llevó a conjeturar que los últimos pobladores de Machu Picchu fueron acllas (jóvenes escogidas dedicadas al culto y a las labores manuales).
Bingham reconoció también otros importantes grupos arqueológicos en las inmediaciones: Sayacmarca, Phuyupatamarca, la fortaleza de Vitcos e importantes tramos de caminos incaicos, todos ellos ejemplos soberbios de la arquitectura inca. Estos conjuntos cuentan además, con denominadores comunes tales como la presencia, en cada una de ellos, de dos zonas bien definidas: una urbana destinada a la residencia y al culto y otra dedicada a la agricultura, con abundantes terrazas de cultivo.
Aparte de la detallada descripción de Machu Picchu realizada por Hiram Bingham (1930), deben mencionarse especialmente los esfuerzos descriptivos de Víctor Angles (1972) y de Hermann Buse de la Guerra (1961), además de los de Luis E. Valcárcel (1964), Luis A. Pardo (1961), José Gabriel Cosio (1961) y el más reciente de Fernando Cabieses (1983). Tanto los restos encontrados como las evidencias arquitectónicas conducen a los investigadores a creer que la ciudadela de Machu Picchu fue levantada entre fines del siglo XV e inicios del XVI, o sea en tiempos del Incario Histórico. Sin embargo, el lugar siguió habitado con posterioridad a la invasión española al perú, por lo menos durante el siglo XVI. Con el tiempo, Machu Picchu terminó siendo olvidada o recordada sólo en las brumas de la leyenda (FKD.).
1. Las ruinas fueron visitadas por algunos exploradores cusqueños con anterioridad, pero el mundo no supo de su existencia sino a partir de 1911, debido a Bingham.
2. El material arqueológico excavado en Machu Picchu es conservado por el Museo de la Universidad de Yale; sin embargo, el obtenido entre 1914 y 1915 fue entregado al Gobierno peruano y se encuentra depositado en el Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú, de Lima, en grandes cajas que continúan selladas en 1995.
Machu Picchu nunca fue mencionada por los incas durante la Conquista, se desconoce su función exacta. Sin embargo hay varias hipótesis, en su mayoría del propio Bingham, que tratan de explicar sus misterios.
Bingham estimó como sintomática la presencia de un suntuoso edificio dotado de tres amplias ventanas y consideró que éstas podían aludir al mítico Tamputocco, cuna de la elite inca. Posteriormente creyó que Machu Picchu era la ciudad de Vilcabamba (llamada La Vieja o La Grande, para diferenciarla de la localidad del mismo nombre fundada por los españoles), que Manco Inca y su corte eligieron como refugio luego de la revuelta y sitio infructuoso del Cusco en 1536. Luis E. Valcárcel, por su parte, considera que Machu Picchu pudo ser Vitcos, la legendaria fortaleza ocupada por los incas durante el período de resistencia a la Corona española (1536-1572). Su propuesta se fundamenta en el parecido que presentan los vocablos picchu y vitcos.
La posición estratégica de Machu Picchu ha promovido otra hipótesis, que cuenta con especial popularidad, para la cual la ciudadela fue un puesto de avanzada inca en las pretensiones de dominio de la región selvática vecina al Cusco, el Antisuyo. Son frecuentes las escenas de enfrentamientos entre soldados incas y sencillos combatientes selváticos que muestran las pictografías de los queros o vasos ceremoniales encontrados en el lugar.
Un aspecto que está fuera de discusión es que el estilo arquitectónico, la cerámica y los objetos metálicos hallados permiten afirmar que las ruinas de Machu Picchu corresponden al período inca (1438-1532). También puede concluirse que fue un centro importante de culto y ceremonias, como lo evidencian sus enigmáticos altares, sus mágicas fuentes de agua y el carácter oculto y casi inaccesible que la rodea. Precisamente su condición altamente sacra pudo llevar a que su existencia fuera mantenida en secreto. Los cambios políticos y espirituales que sobrevinieron con la Conquista española tal vez expliquen en parte las razones por las cuales Machu Picchu terminó por despoblarse, probablemente a medida que la generación de sobrevivientes del antiguo Estado inca se extinguía.
Características Arquitectónicas
Las construcciones de Machu Picchu son básicamente de planta rectangular y de un piso. Los recintos levantados sólo con tres paredes son frecuentes. Se les denomina masma o huayrana. Las portadas y ventanas son trapezoidales, al típico estilo inca.
También lo son las hornacinas, donde se depositaban ídolos u otros objetos. El techo era de una y de dos caídas, según el tipo estructural de los troncos que se cubrían con paja (ichu). Clavos líticos dispuestos estratégicamente permitian «amarrar» el techo a la construcción.
Los bloques de piedra empleados fueron pulidos por abrasión, probablemente utilizando arena. La mayor parte de la roca es de granito local, trabajado con técnicas que los arquitectos incas emplearon por doquier. El grado de perfección y acabado de los muros es desigual. No sólo un edificio difiere de otro en finura, hasta en un mismo muro son visibles diferencias técnico-estéticas. También existen testimonios del uso de enlucidos de barro y arcilla en algunos paramentos de la ciudadela.
La perfección de los muros se establece en base al corte y pulimento de los bloques de piedra y al ensamblado de los mismos. Un verdadero alarde de perfeccionismo es la pared central del Templo Principal, donde se aprecia cómo bloques encajan también lateralmente, amoldándose a planos convexos y cóncavos, del mismo modo que el más complicado rompecabezas.
La perfección de los muros de Machu Picchu desborda los límites de la imaginación, por lo que han surgido explicaciones míticas: los secretos de los artífices de Machu Picchu se ignoran, debido a que al ave kak’aqllu, que de ellos se enteró, le fue extirpada la lengua para que no pudiera divulgarlos a la posteridad. También se asegura que tal grado de perfección sólo pudo ser alcanzado gracias al conocimiento de una planta mágica, cuyas hojas tendrían la virtud de «disolver» la roca, permitiendo moldear a gusto los bloques pétreos.
Formas escultóricas fueron trabajadas con predilección en rocas y grutas. Se trata de figuras geométricas logradas mediante cortes y pulimentos perfectos. A veces la escultura llega a ser una obra arquitectónica, como en el caso de la Tumba Real.
Machu Picchu aparece rodeada de precipicios y murallas que hacen difícil su acceso y la convierten en «ciudad fortificada». Manuel Chávez Ballón encuentra que su planificación es similar a la del Cusco. Para Fernando Cabieses, en Machu Picchu se expresa la concepción inca de barrios de «abajo» y de «arriba», y se registran altares dedicados específicamente a los mundos Hanan (arriba), Hurin (abajo) y Cay (de acá). Por su parte Víctor Angles advierte que el plano de Machu Picchu parece evocar la figura de un ave con las alas extendidas, lo que -de ser cierto e intencionalmente producido- constituiría un ejemplo más de la «arquitectura zoomorfa» que se dió en los Andes ya desde Chavín y aun antes. (F.K.D.)
La ciudadela de Machu Picchu se situa en la cordillera que separa los ríos Vilcabamba y Urubamba, en la denominada región de los Andes Amazónicos. Comprende dos grandes zonas, que en atención a su función presentan formas diferentes de construcción. Una es la zona «agraria» y la otra, la urbana.
Terrazas de cultivo caracterizan la arquitectura agraria. Las terrazas forman grandes y pequeños escalones en las laderas de los cerros. Las hay muy pequeñas, que acaso no tuvieron función netamente agrícola, y otras que son sólo plataformas sobre las que se levantan construcciones. Las terrazas agrícolas grandes llegan a alcanzar hasta más de 4 m de alto. Piedras diestramente embutidas en los muros formaban las escaleras que conducían de un nivel a otro.
Machu Picchu nuclear se extiende a lo largo de 800 m medidos en línea recta, correspondiendo la mitad del área a la zona agrícola. La zona urbana la forman una plaza alargada y dos grandes conjuntos arquitectónicos que se emplazan hacia sus flancos, oriental y occidental, con sus calles, graderías que totalizan 3 000 peldaños, un sistema sofisticado de canales proveedores de agua, plazuelas, vestíbulos y construcciones mayores y menores levantadas con mayor o menor grado de perfección.
Los dos conjuntos de la mencionada zona urbana, se levantan en dirección este y oeste, respectivamente, de la Plaza Central de Machu Picchu (1). En la zona oeste se ubica lo que se da en llamar el Sector Sagrado, mientras que en la zona este se ubica el Sector Residencial. En realidad, ambos sectores al igual que Machu Picchu en su conjunto, están ungidos en un marco sagrado, como veremos luego.
En el Sector Sagrado se levantan diversas unidades arquitectónicas, bautizadas con nombres convencionales: la Residencia del Sacerdote, el Templo Principal y el Palacio de la Ñusta. Se ubican, alrededor de la Plaza Sagrada, en las inmediaciones y hacia el oeste de la Escalinata Central que va flanqueada por Las Fontanas, cuyas 16 cascadas tuvieron función en el culto al agua. El Templo Principal ya citado, esta constituido por una estructura de tres paredes (del tipo huayrana) de primoroso aparejo; la mayor alcanza 11 metros de ancho. La construcción contigua, el Templo de las Tres Ventanas, fue tenido por Bingham como una recreación del Tamputocco de la historia mítica de los incas, quienes consideraban que la humanidad habría brotado de tres simbólicas vaginas representadas por ventanas abiertas en el vientre de la Pachamama o Madre Tierra. Pero el lugar más importante del Sector Sagrado fue el que se presenta sobre una elevación, a la que se accede por una hermosa escalinata de piedra. Esta conduce al Intihuatana, un altar de especial prestancia, constituido por una piedra alargada de diversos planos tallados y pulidos sobre la roca.
El Sector Residencial está definido por diversos conjuntos unitarios como Las Cárceles, la Casa de los Nobles, Los Morteros, las Tres Portadas o el Acllahuasi y el Barrio de los Intelectuales o de los Amautas. La unidad de Los Morteros fue bautizada por Bingham con ese nombre, debido a que en el piso existen dos recipientes que consideró tenían tal función; en realidad, más que morteros parece que estuvieron al servicio de la pluviomagia. En el Sector Residencial debieron morar los administradores, los oficiantes de las ceremonias y las acllas o mujeres escogidas encargadas de la elaboración de los tejidos finos que tenían una función muy importante en la política estatal.
Lugares de visita en Machupicchu
La primera recomendación para una visita plena a la ciudadela es levantarse muy temprano, sobre todo si viene de Cusco -como la gran mayoría de viajeros. En un recuadro adjunto encontrará el itinerario de las dos compañías de trenes que actualmente brindan el servicio Cusco-Ollantaytambo-Machu Picchu pueblo.
Otra opción recomendable pasar la noche en el pueblo para dedicar un día completo en la ciudadela. En este capítulo encontrará algunas excursiones cortas que podrá realizar en los alrededores del pueblo.
La ciudadela está dividida en dos sectores, uno agrícola -por donde ingresan los visitantes- y otro urbano, que a la vez se divide en dos sectores: residencial y sagrado. Para facilitar la descripción de los espacios, hemos dividido Machu Picchu en nueve sectores que describiremos a continuación.
Sector agrícola bajo
El ingreso a la ciudadela se realiza por el sureste, atravesando un conjunto de edificios escalonados. Usted se encuentra en el sector agrícola, desde donde se obtiene la clásica foto postal de la ciudadela (cuidado con perder el aliento). Este gran conjunto de terrazas cumplieron una doble función, como tierra de cultivo y como sistema de drenaje y contención.
Sector agrícola alto
Unas escaleras ubicadas a mitad del sector agrícola alto lo conducirán hasta este sector, en donde encontrará la Roca Ceremonial y la Casa del Guardián, así como el tramo final del Camino Inca que se dirige al Intipunko. Desde aquí también se obtiene una hermosa vista panorámica de la ciudadela. En la parte superior de este conjunto se encuentra una gran kallanka (edificio público) que debió guarecer en su momento a los visitantes o trabajadores agrícolas.
Sector urbano oeste
Desde la casa del guardián diríjase a la entrada principal de la ciudadela, atravesando el llamado Foso Seco, que separa la parte agrícola de la urbana. Aquí tiene otra de las tomas clásicas de Machu Picchu, con la portada de doble jamba con el Huayna Picchu como fondo. Se dice que este grupo fue residencia de los sacerdotes y los altos dignatarios que visitaban la ciudadela. Al final de este largo corredor encontrará una bifurcación: a la izquierda, el camino hacia la cantera y la Plaza Sagrada, y la derecha las escaleras al Templo del Sol.
Templo del Sol
Este es uno de los sectores más significativos de la ciudadela. Se trata de una edificación semicircular de una pulcra manufactura, cuyo interior debe ser visto desde arriba, en la parte más baja del sector urbano oeste. Aquí se encuentra un altar de piedra, labrado en un afloramiento de la misma montaña.
Cada solsticio de invierno, el primer rayo del sol penetra por una ventana trapezoidal que mira al este y cae sobre el altar acaso en cumplimiento de algún rito propiciatorio que desconocemos. Debajo de este edificio sagrado encontramos el Mausoleo Real, una suerte de nichos en donde Bingham creyó que se debían colocar las momias de los mandatarios. Note el delicado trabajo de los arquitectos incas al colocar las piedras siguiendo la forma de los afloramientos rocosos.
Al lado del Templo del Sol se encuentra un muro finamente labrado, que Bingham denominó con mucha razón “el muro más hermoso de toda América”.
Las escaleras de este sector que llevan al sector industrial o Grupo de los Morteros, dan inicio a una serie de 16 fuentes públicas aún en funcionamiento. Trasponga la escalera y diríjase a la Residencia Real, un notable conjunto de edificios que según los investigadores era usado por el inca.
Grupo de los Morteros
También llamado Barrio Industrial, está ubicado al otro lado de la plaza, hacia el lado este de la ciudadela. Esta compuesto por tres niveles de edificios, en los que destaca el edificio que contiene dos morteros de piedra cuya función se desconoce. En el sector alto encontrará las Tres Puertas, un conjunto de tres edificios colocados en forma simétrica que habrían acogido a la elite inca.
La pared del nivel inferior que da al patio central es denominada Muro de los Artesanos y es una obra maestra de arquitectura. Hacia el este busque el sector Intimachay, una pequeña cueva cercana a la zona de andenes exteriores en donde se repite el fenómeno del solsticio de invierno.
Templo del Cóndor
Este sector es vecino al Grupo de los Morteros y destaca por la representación de un cóndor en vuelo sobre cuyas alas se ha construido una serie de nichos denominado por Bingham como Grupo de las Cárceles o de los Nichos Inusuales. Este es una de las zonas más intrincadas y a la vez fascinantes de la ciudadela.
Plaza Sagrada
Regresemos al sector urbano oeste desde la Residencia Real. Escaleras arriba encontrará el sector sagrado de la ciudadela, compuesto por una plaza cuadrangular rodeado de edificios abiertos o wayronas. Hacia el este encontrará el Templo de las Tres Ventanas, construido por grandes rocas poligonales, que miran hacia la plaza principal. En el lado norte encontramos el Templo Principal, que destaca por los nichos trapezoidales que decoran la parte superior. Note que la pared del fondo se ha asentado debido a una mala colocación de las bases, algo inusual en la arquitectura inca.
Intihuatana
Esta colina sagrada o ushno, constituye la zona de mayor significado ritual de la ciudadela. Se accede desde la Plaza Sagrada por unas empinadas escalinatas. En el camino encontramos diversas construcciones de uso ritual, y en la cima el Intihuatana, ‘el lugar donde se amarra el sol’, en donde se habrían llevado a cabo ritos propiciatorios con el Sol como protagonista. A la entrada del altar encontrará una representación en piedra de los montes Yanantin y Putucusi hacia el este.
Lugares Adyacentes a la Ciudadela
Machu Picchu es, sin duda, mucho más que el monumento inca. Al estar ubicado en uno de los ecosistemas más exuberantes del planeta, encontramos en sus alrededores un interesante abanico de atractivos que combinan sabiamente naturaleza e historia.
Intipunko
La llamada Portada del Sol se ubica a unos 5 km (1 h a pie) de Machu Picchu ascendiendo suavemente por un camino empedrado bien conservado que se conecta con el extremo SE de la ciudadela. El camino que lo une con Machu Picchu es, en realidad, la última porción del famoso Camino Inca proveniente del sitio de Wiñay Wayna. Debido a su ubicación estratégica, desde donde se domina el valle del río Urubamba, con vistas inusuales de los picos nevados sobre la selva tropical, muchos caminantes parten temprano de Wiñay Wayna con el objeto de esperar en Inti Punko la salida del sol que, al iluminar con sus primeros rayos la ciudadela, produce una vista inolvidable.
Huayna Picchu
Todos conocemos la inconfundible silueta de la gran montaña que ha convertido a Machu Picchu en un ícono mundial, pero muy pocos han ascendido por sus acantilados de roca para disfrutar de una singular vista de la ciudadela. Un sendero bien marcado parte del extremo NO de Machu Picchu. Allí el caminante encontrará una caseta de control, donde un guardaparque le solicitará sus datos personales. La ruta está abierta desde las 7 h. Pasado el control, el camino asciende por una arista que une los cerros Machu y Huayna. La ruta es empinada y algo riesgosa, con grandes escalones de piedra y profundos abismos, así que si usted no está en buen estado físico es preferible no emprenderla. El camino a la cumbre toma entre 2 h, dependiendo de la experiencia del caminante. Cerca de la cima, un torreón de vigilancia y algunos andenes le sorprenderán por su insólita ubicación.
El Templo de la Luna
Es uno de los lugares más interesantes y menos conocidos del parque arqueológico. Fue llamado Templo de la Luna al ser descubierto en 1936. Se trata de una edificación de dos cuerpos labrada en una enorme caverna de roca. Los estudiosos coinciden en señalar que los nichos labrados en su interior son de una calidad artesanal extraordinaria (razón más que suficiente para visitarlo). Se accede a él tomando una trocha que, partiendo del primer tercio del camino al cerro Huayna Picchu, desciende unos cientos de metros hacia el cañón del Urubamba.
El puente inca
Una caminata sencilla aunque reservada para aquellos que no sufren de vértigo de altura. El puente inca es, en realidad, parte del camino empedrado que se aleja de Machu Picchu con dirección al O. En este lugar, considerado de gran importancia estratégica para la defensa de la ciudadela, los incas dejaron un espacio de unos 6 m en la pared labrada de un acantilado. El espacio vacío, que se proyecta unos 600 m hacia el desfiladero, es completado por un par de troncos de madera a manera de puente. Cuando algún peligro amenazaba el asentamiento, con sólo quitar los troncos se volvía inexpugnable este sector de Machu Picchu. Se accede a él tomando el sendero que parte del extremo superior de las ruinas (al lado de la estación meteorológica). Toma cerca de 1 h (ida y vuelta).
Wiñay Wayna
Es posible recorrer a pie la última porción del Camino Inca hasta uno de los sitios arqueológicos más bellos e importantes de la zona. Si bien toma entre 6 y 7 h y requiere de buen estado físico, es una buena oportunidad para disfrutar la experiencia de conocer el Camino Inca cuando no se tiene los 3 días que demanda el recorrido completo. Después de partir de la ciudadela hacia Inti Punko (se debe continuar descendiendo por una empinada sección hacia el E. Al fondo a la izquierda podrá ver el centro de visitantes de Wiñay Wayna y, justo detrás, encontrará las ruinas del mismo nombre. La ruta ofrece interesantes paisajes y la posibilidad de contemplar una abundante flora y fauna silvestre. Una atractiva alternativa de retorno es descender a través de la trocha que parte del centro de visitantes hacia el río Urubamba y el sitio de Choquesuysuy para, finalmente, retornar a Aguas Calientes por la vía férrea.
Recorriendo el Camino Inca a Machu Picchu
Considerada una de las rutas de trekking o caminata más espectaculares del mundo, el Camino Inca a Machu Picchu fue descubierto para el mundo occidental en 1915 por Hiram Bingham, mientras realizaba trabajos posteriores al descubrimiento de la formidable ciudadela (1911). Casi tres décadas más tarde, en 1942, la ruta fue trazada y estudiada en detalle por la expedición Viking de la Fundación Werner Gren.
Sus 48 km (unos tres días de viaje) atraen cada año a decenas de miles de aventureros en busca de un contacto especial con la historia y la naturaleza. Recorriendo los mismos senderos por donde transitó alguna vez el propio Inca y disfrutando de un escenario natural de belleza incomparable, es posible transportarse imaginariamente al pasado.
Pocos circuitos en el mundo combinan de manera tan armónica la diversidad geográfica (desde los altos Andes hasta los bosques amazónicos) con los vestigios de una cultura monumental y sensible al entorno natural.
El camino paso a paso
Para realizar esta caminata es necesario tomar el tren que une la ruta Cusco-Machu Picchu y bajarse en el lugar llamado Qorihuayrachina (km 88), donde el tren se detiene por unos minutos. El camino inca se inicia al cruzar el puente colgante sobre el río Urubamba. En las colinas que se extienden a la mano derecha el viajero verá un conjunto de edificaciones. Se trata del sitio arqueológico de Q’ente (en quechua ‘picaflor’). La ruta asciende hacia el valle de Cusichaca entre andenes sembrados de maíz y quinua; pasa junto a las ruinas Llaqtapata (2.300 msnm) y luego de cruzar dos veces el río Cusichaca enfila al S para llegar a Huayllabamba (2.850 msnm), el último centro poblado del camino, ubicado en la unión de los ríos Cusichaca y Llullucha, y último lugar donde encontrar alimentos y porteadores.
Desde esta localidad, la naturaleza se convierte en la única acompañante del viajero. El camino continúa ascendiendo con rumbo noroeste a través del valle de Llullucha, hacia el abra de Warmiwañuska -el punto más alto del recorrido-, a 4.200 msnm. Su nombre quechua significa ‘donde murió la mujer’, posiblemente evocando alguna leyenda local. Este tramo fue intensamente utilizado como vía de comercio y contrabando por los comerciantes de los siglos XVIII y XIX. Desde allí es posible divisar las ruinas de Runcuracay (3.800 msnm) y el río Pacamayo.
Una vez traspuesta el abra, siempre fría y ventosa, el camino desciende vertiginosamente hasta el valle del río Pacamayo, un típico valle abrigado, con abundante vegetación arbustiva y cactáceas. Al reanudar el ascenso, la ruta permite apreciar la magnificencia de la ingeniería inca pues se convierte en un perfecto empedrado de lajas de granito blanquecino construido siguiendo el contorno zigzagueante de precipicios y laderas. Durante algunas horas el camino se pierde entre un laberinto de montañas hasta alcanzar el segundo paso (Runcuracay, 3.950 msnm), para finalmente descender por una pendiente escalonada de casi 1.600 m hacia las ruinas de Sayacmarca (3.700 msnm), el valle del río Aobamba y el misterioso bosque de nubes. En días despejados es posible disfrutar de la imponente vista del nevado Pumasillo (6.246 msnm).
Desde Sayacmarca la ruta vuelve a ascender, esta vez de manera gradual, pasando por el lago seco de Chakicocha y un túnel de 20 m en la roca, hacia la tercera y última abra (a unos 3.900 msnm). Al trasponerla el viajero será premiado con la extraordinaria vista del valle del Urubamba y las ruinas de Phuyupatamarca a algunos cientos de metros hacia la izquierda. Desde aquí es posible observar un ramillete de picos nevados de gran belleza: el Palcay (5.600 msnm), el Pumasillo, el Verónica (5.750 msnm) y el gran Salkantay, apu tutelar de la región, con 6.180 msnm.
La densa vegetación esconde en este lugar muestras exquisitas de la arquitectura incaica: Phuyupatamarca (3.650 msnm), Wiñay Wayna (3 h más abajo, a través de un extenso y espectacular sistema de escalinatas labradas en la piedra) y su magnífico sistema de terrazas agrícolas. Tambos y plataformas de observación sobresalen entre los helechos arbóreos y decenas de orquídeas crecen entre las rocas pulidas. Desde Wiñay Wayna (2.700 msnm) parte un sendero cuesta abajo que conduce al río Urubamba y el sitio arqueológico de Choquesuysuy.
El camino principal a Machu Picchu deja las ruinas de Wiñay Wayna (en quechua ‘siempre joven’ y además nombre de la orquídea Epidendrum secundum, muy común en la zona) y emprende un gradual ascenso que se intensifica en la parte final para llegar a una pequeña abra poblada de vegetación tropical. Se trata del Inti Punko o puerta del sol. Desde allí el descenso final es rápido (30 min) y nos conduce, luego de pasar por un pequeño tambo de roca, hacia la ciudadela de Machu Picchu.
EPOCAS Y CLIMA DEL CAMINO INCA
La época ideal para recorrer el Camino Inca es entre mayo y setiembre (estación seca). Abril y octubre, meses de transición, suelen ser, por lo general, buenos para la travesía. Los meses de verano suelen ser muy lluviosos, lo que dificulta el acceso y hace poco atractivos los campamentos. Los guías recomiendan los días anteriores al cambio de luna, en que el clima es estable y las lluvias escasas.
CAPAC ÑAN
La espectacular expansión del imperio Inca jamás hubiera sido posible sin un eficiente sistema de comunicación que se propagara a medida que crecía su territorio y poderío. Es cierto -aunque pocos lo saben- que muchos de los caminos que llamamos incas de manera genérica en la actualidad, fueron construidos por señoríos anteriores a ellos. Sin embargo, nadie puede dudar que los fabulosos caminos que los incas construyeron alcanzaron un grado de ingeniería nunca alcanzado hasta entonces. Ellos trascendieron su propósito utilitario y se convirtieron en verdaderos símbolos de dominio y grandeza sobre los territorios que atravesaban y los pueblos que unían.
Esto se comprueba de manera latente en el Capac Ñan. Ricardo Espinoza, el Caminante, lo recorrió en mucha de su extensión y anotó estas palabras: “sin duda este camino produciría en su tiempo aún mayor temor y respeto que el que hoy nos producen sus enormes vestigios a lo largo de la cordillera de los Andes”.
La habilitación de los 25.000 km de caminos que unían el Cusco con las cuatro esquinas del imperio, que en conjunto se conocía con el término quechua de Capac Ñan, es considerada como uno de los retos de ingeniería más grandiosos de esta parte del globo, y rivaliza en magnitud con el sistema vial erigido por los romanos en el viejo mundo. Algunos de su tramos se desarrollan a alturas superiores a los 5.000 msnm y sirven de vías de conexión entre cuencas o como rutas de acceso a santuario en las montañas.
El cronista español Cieza de León escribió esto sobre ellos: “Dudo que en la memoria de la gente haya registro de otro camino comparable a este, atravesando profundos valles y elevándose sobre altísimas montañas, a través de montones de nieve, pantanos, roca viva y ríos turbulentos”.
Esta gigantesca red de caminos podía llevar a velocidad increíble las noticias de una sequía en los confines del Tahuantinsuyu y traer las provisiones para aplacar el hambre en comarcas lejanas; o alertar de la revuelta de un curacazgo distante y trasladar a los poderosos ejércitos imperiales para sofocarla. Se dice, incluso, que algunos de sus ramales que unían las caletas costeras con los Andes podían permitir el lujo de poner pescado fresco en la mesa del Inca en solo unas horas de haber sido capturado.
Los caminos, sin importar su jerarquía e importancia, así como los tambos y otras instalaciones distribuidas a lo largo de ellos, fueron concebidos como una unidad y evidenciaban un planteamiento estatal a gran escala, mucho mayor en dimensión a todo lo visto hasta entonces. La columna vertebral del sistema estaba compuesta por dos rutas principales: el Capac Ñan o ‘camino principal’ que unía las ciudades de Cusco y Quito (Ecuador) a través de los Andes, y una gran ruta costera que corría paralela al océano. Un sinnúmero de caminos secundarios o laterales conectaban estas dos grandes rutas y lanzaban ramales que se extendían hacia lugares tan distantes como el noroeste argentino y el sur de Chile.
El Capaq Ñan dejó boquiabiertos a los primeros europeos que se internaron en territorio peruano. Ningún otro camino ostentaba tal despliegue de construcción y acabados: terraplenes para vadear bofedales y extensas zonas pantanosas, puentes colgantes construidos con pasto trenzado a mano, fastuosos empedrados y larguísimas escaleras labradas en la piedra madre (una alternativa altamente eficiente al no conocer la rueda) para resolver las pendientes más empinadas.
Su ancho variaba en función a la topografía y su importancia geopolítica para el Imperio. En la escarpada selva nubosa se construyeron rutas de vértigo casi colgando de los acantilados rocosos; en el desierto, donde no llueve nunca, los ingenieros prescindieron de la piedra y desplegaron su red con una anchura de 3 a 10 metros, señalizando sus límites con hileras de rocas o estacas de madera. En los Andes en cambio, al aproximarse a zonas pobladas o agrícolas, los caminos alcanzaban su mayor prestancia: se encausaban entre altos muros de adobe o piedra para evitar que estropeasen los cultivos.
Los pobladores que vivían en su vera tenían la responsabilidad de su mantenimiento. Ello, hasta la llegada de los españoles, tiempo en que se inició un proceso de destrucción que continúa hasta nuestros días. Ya Bernabé Cobo, cronista de la Colonia, escribía al poco tiempo de efectuada la invasión española: “… se están deteriorando más y más… debido a nuestra negligencia y descuido”.
ECOSISTEMA FLORAA Y FAUNA DEL SANTUARIO HISTORICO DE MACHUPICCHU
Los científicos han determinado en su interior hasta diez zonas de vida y dos ecorregiones naturales bien diferenciadas, siendo las más relevantes desde el punto de vista ecológico, los pajonales altoandinos, los bosques enanos de altura y la selva alta o yungas, representada por los bosques de neblina y la ceja de montaña. Esta enorme variedad de pisos ecológicos o hábitats permite, a su vez, la existencia de una asombrosa diversidad de especies de flora y fauna silvestre, adaptadas a la perfección a las condiciones específicas de su entorno.
El mundo natural de Machu Picchu se inicia pues, por encima de los 4.000 msnm, allá donde el viento barre sin cesar las planicies de ichu y donde las rocas se pueblan de líquenes y musgo. Es el territorio del cóndor andino y de la taruka, el mayor y más elusivo de los cérvidos de los Andes; de las juguetonas vizcachas (roedores típicos de las alturas) y del puma o león de la sierra. Una tierra donde las variaciones de temperatura son tan intensas que sólo algunas criaturas logran sobrevivir: sol intenso durante el día y heladas por la noche.
Continuando con nuestro descenso imaginario arribamos a una zona donde los vientos fríos provenientes de las montañas nevadas se unen a las corrientes cálidas que ascienden de la selva para formar un extraño y exuberante mundo en miniatura. Son los bosques enanos, un escenario de árboles retorcidos donde las dimensiones parecen haberse trastocado por capricho de la naturaleza: aquí los árboles son pequeños y los musgos gigantes; los venados alcanzan apenas los 20 centímetros y los picaflores el tamaño de una paloma. Es la tierra de las bromelias y las flores más raras; el hogar del oso andino o ucumari y del tucán de altura.
Algo más abajo, allí donde la humedad reina a lo largo del año y las lluvias son más frecuentes que en ningún otro lugar del país, los bosques de neblina se muestran al visitante de tanto en tanto, sólo cuando el misterioso velo de niebla que los cubre se abre para dar paso a una visión mágica y maravillosa. Este es uno de los ambientes más prolíficos y desconocidos de la naturaleza, un reino de cascadas y seres misteriosos donde los árboles crecen casi colgados de los acantilados, aprovechando el escaso suelo fértil que ellos mismos producen y sujetándose a las grandes rocas de granito que afloran de las montañas. Esta es la tiera del colorido gallito de las rocas -el ave nacional del Perú-, de bandadas de tangaras multicolores, de tucanes esmeralda y quetzales de altura; de tigrillos y coatíes; el reino de los helechos gigantes, las bromelias y las orquídeas, cuyo grupo alcanza aquí hasta 200 especies, destacando entre ellas las espectaculares wakanki (en quechua, ‘llorarás’) y wiñay wayna (‘siempre joven’), cuyas flores han servido para nombrar algunos de los sitios arqueológicos más espectaculares del Camino Inca.
Finalmente, al fondo de los valles y bajo el efecto térmico de los cursos de agua que los recorren, los bosques de la ceja de montaña brindan su calidez y condiciones idales para una enorme variedad de cultivos: coca, achiote, maíz, cacao, café y frutales. Esta fue la despensa de los incas, quienes recurrieron a ella en procura de sus frutos más preciados, y lo continúa siendo hoy para los pobladores afincados en sus dominios. Una tierra de bosques de bambú que florecen después de décadas para morir en masa, como siguiendo un mandato misterioso y extraño; un territorio donde los valles se ensanchan y los ríos aplacan su furia para dar paso a cauces transparentes que lamen de las montañas el limo rico en nutrientes. Este es, que duda cabe, el preludio a los grandes bosques amazónicos.
PRINCIPALES ESPECIES DE FLORA Y FAUNA DEL SANTUARIO
Las investigaciones realizadas en el Santuario histórico de Machu Picchu han permitido registrar un total de 375 especies de aves (casi la cuarta parte de las especies del Perú); carca de 60 especies de maíferos; más de 7.000 especies de plantas, y números aún desconocidos de anfibios, reptiles, peces e insectos.
FLORA DE MACHUPICCHU
Alnus jorullensis,Aliso Erythrina falcata, Pisonay Juglans neotropica,Nogal Podocarpus glomeratus, Intimpa Polylepis racemosa,Queñual Buddleia incana Kishuar Cedrela sp,Cedro de altura Cyathea sp, Helecho arbóreo Masdevallia veitchiana,Wakanki Epidendrum secundum, Wiñay Wayna Puya weberbaueri,Achupaya Tillandsia rubra Salvajina
FAUNA DE MACHUPICCHU
Tremarctos ornatus Oso andino o ucumari Leopardus pardalis Tigrillo u ocelote Herpailurus jaguaroundi Jaguarundi Mazama chunyii Tanka taruka o venado rojizo Pudu mephistopheles Sachacabra o venado enano Lagothrix lagotricha Mono choro Cebus apella Machín negro Nasua nasua Coatí o achuni Lutra longicaudis Nutria Vultur gryphus Cóndor andino Rupicola peruviana Gallito de las rocas Merganetta armata Pato de los torrentes Cinclus leucocephalus Mirlo acuático Aulacorhynchus prasinus Tucaneta esmeralda Pharomacrus auriceps Quetzal de altura Thraupidae spp. Tangaras Bothrops sp. Jergón terciopelo Atelopus spp. Ranitas camufladas.